Talált 2335 Eredmények: está

  • Ahora, pues, él está tanto más por encima de los ángeles, cuanto más excelente es el Nombre que recibió. (Carta a los Hebreos 1, 4)

  • Puesto que esos hijos son de carne y sangre, Jesús también experimentó esta misma condición y, al morir, le quitó su poder al que reinaba por medio de la muerte, es decir, al diablo. (Carta a los Hebreos 2, 14)

  • Cristo, en cambio, está en su casa como el Hijo, y nosotros somos la gente de su casa, con tal que sigamos esperando con firmeza y entusiasmo. (Carta a los Hebreos 3, 6)

  • Cuidémonos, pues; no sea que alguno de ustedes deje pasar esta oferta de entrar en el descanso de Dios y no lo alcance. (Carta a los Hebreos 4, 1)

  • Por esta razón, mucho más tarde, Dios fija nuevamente un día que llama hoy, diciendo por boca de David lo que se recordó más arriba: Ojalá hoy escuchen la voz del Señor, no endurezcan su corazón. (Carta a los Hebreos 4, 7)

  • por esta razón debe ofrecer sacrificios por sus propios pecados al igual que por los del pueblo. (Carta a los Hebreos 5, 3)

  • Pero nadie se apropia esta dignidad, sino que debe ser llamado por Dios, como lo fue Aarón. (Carta a los Hebreos 5, 4)

  • Esta es nuestra ancla espiritual, segura y firme, que se fijó más allá de la cortina del Templo, en el santuario mismo. (Carta a los Hebreos 6, 19)

  • Esta es la prueba de que Jesús viene con una alianza mucho mejor. (Carta a los Hebreos 7, 22)

  • Tratemos de resumir lo que hemos dicho: tenemos un Sumo Sacerdote que está sentado a la derecha del Dios de Majestad en los cielos; (Carta a los Hebreos 8, 1)

  • él está a cargo del santuario y de la tienda verdadera, levantada no por hombres, sino por el Señor. (Carta a los Hebreos 8, 2)

  • Esta es la alianza que pactaré con la raza de Israel en esos tiempos que han de venir, palabra del Señor: Pondré mis leyes en su mente y las grabaré en su corazón, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. (Carta a los Hebreos 8, 10)


“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina