Talált 845 Eredmények: descendencia de Judá

  • Rubén, Simeón, Leví, Judá, (Exodo 1, 2)

  • y a las parteras, por haber temido a Dios, les concedió numerosa descendencia. (Exodo 1, 21)

  • que se laven las manos y los pies, no sea que mueran; este será un rito perpetuo para Aarón y su descendencia de generación en generación. » (Exodo 30, 21)

  • «Acabo de llamar por su nombre a Bezaleel, hijo de Urí, hijo de Jur, de la tribu de Judá, (Exodo 31, 2)

  • Acuérdate de tus servidores Abrahán, Isaac y Jacob, y de las promesas que les hiciste. Pues juraste por tu propio Nombre: "Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu raza la tierra que te prometí, para que sea de ellos para siempre".» (Exodo 32, 13)

  • Yavé dijo a Moisés: «Márchate de ese lugar tú y tu pueblo que saqué de Egipto; sube a la tierra que yo prometí con juramento a Abraham, a Isaac y a Jacob cuando les dije: Se la daré a tu descendencia. (Exodo 33, 1)

  • Moisés dijo entonces a los hijos de Israel: «Miren, Yavé ha designado a Bezaleel, hijo de Urí, hijo de Jur, de la tribu de Judá, (Exodo 35, 30)

  • Bezaleel, hijo de Urí, hijo de Jur, de la tribu de Judá, hizo todo cuanto Yavé había mandado a Moisés, (Exodo 38, 22)

  • Todo varón de la descendencia de Aarón podrá comerla. Está será para sus descendientes una ley perpetua: todo lo que toque esas cosas sacrificadas por el fuego para Yavécosas pasará a ser santo también.» (Levítico 6, 11)

  • Yo mismo volveré mi rostro contra ese hombre y lo eliminaré de su pueblo. Pues al sacrificar su descendencia para Moloc, contaminó mi Santuario y profanó mi santo Nombre. (Levítico 20, 3)

  • Si la gente del pueblo cierra sus ojos respecto de ese hombre cuando entrega su descendencia para Moloc y no lo hace morir, (Levítico 20, 4)

  • «Habla a Aarón y dile: Ninguno de tu descendencia, ahora o en el futuro, que tenga una deformidad ofrecerá el alimento de su Dios. (Levítico 21, 17)


“Nunca vá se deitar sem antes examinar a sua consciência sobre o dia que passou. Enderece todos os seus pensamentos a Deus, consagre-lhe todo o seu ser e também todos os seus irmãos. Ofereça à glória de Deus o repouso que você vai iniciar e não esqueça do seu Anjo da Guarda que está sempre com você.” São Padre Pio de Pietrelcina