Talált 290 Eredmények: boca

  • Todo lo contrario, mi palabra ha llegado bien cerca de ti; ya la tienes en la boca y la sabes de memoria, y sólo hace falta ponerla en práctica. (Deuteronomio 30, 14)

  • «Cielos, presten oídos, que voy a hablar, y la tierra toda escuche las palabras de mi boca. (Deuteronomio 32, 1)

  • «Pon la mano en tu boca y ven con nosotros. Serás para nosotros padre y sacerdote. ¿Prefieres ser sacerdote en la casa de un particular o ser sacerdote de una tribu de Israel?» (Jueces 18, 19)

  • No digan tantas palabras altaneras, ni salga de su boca la arrogancia, porque Yavé es un Dios que lo sabe todo, él juzga las acciones de todos. (1 Samuel 2, 3)

  • Al otro día, cuando se levantaron los asdodeos, vieron que Dagón estaba boca abajo en el suelo, delante del Arca de Yavé. Levantaron a Dagón y lo volvieron a poner en su lugar. (1 Samuel 5, 3)

  • Jonatán, que no había oído el juramento que su padre pronunció ante el pueblo, alargó la punta del bastón que tenía en la mano, la mojó en un panal de miel y se la llevó a la boca; sus ojos brillaban al recobrar el vigor. (1 Samuel 14, 27)

  • David le dijo: «Tu misma boca te ha acusado cuando dijiste: Yo maté al ungido de Yavé. (2 Samuel 1, 15)

  • Subía humo de sus narices y de su boca salía un fuego devorador; con carbones encendidos. (2 Samuel 22, 9)

  • Banaías le respondió: «Amén. Yavé, tu Dios, es quien ha hablado por tu boca. (1 Reyes 1, 36)

  • La boca de la pileta estaba medio metro más arriba que la parte superior de la basa. Esta boca era redonda y tenía las mismas esculturas que la basa. (1 Reyes 7, 31)

  • Porque tú los separaste para que fueran tu herencia entre todos los pueblos de la tierra, como dijiste por boca de Moisés, tu siervo, cuando sacaste a nuestros padres de Egipto.» (1 Reyes 8, 53)

  • «Bendito sea Yavé, que ha dado paz y reposo a su pueblo, Israel, según se lo había prometido; no ha faltado a ninguna de las promesas que hizo por boca de Moisés, su siervo. (1 Reyes 8, 56)


“Devo fazer somente a vontade de Deus e, se lhe agrado, o restante não conta.” São Padre Pio de Pietrelcina