Talált 290 Eredmények: boca

  • Entonces se manifestará el adversario, a quien el Señor ha de barrer con el soplo de su boca y al que derribará cuando venga en su gloria. (2º Carta a los Tesalonicenses 2, 8)

  • Pero el Señor estuvo conmigo llenándome de fuerza, para que el mensaje fuera proclamado por medio de mí y llegara a oídos de todas las naciones; y quedé libre de la boca del león. (2º Carta a Timoteo 4, 17)

  • Hay que taparles la boca, pues enseñan en forma muy interesada cosas que no conviene y desconciertan a familias enteras. (Carta a Tito 1, 11)

  • Por esta razón, mucho más tarde, Dios fija nuevamente un día que llama hoy, diciendo por boca de David lo que se recordó más arriba: Ojalá hoy escuchen la voz del Señor, no endurezcan su corazón. (Carta a los Hebreos 4, 7)

  • Poniendo un freno en la boca del caballo podemos dominarlo, y sometemos así todo su cuerpo. (Carta de Santiago 3, 3)

  • De la misma boca salen la bendición y la maldición. (Carta de Santiago 3, 10)

  • El no cometió pecado ni en su boca se encontró engaño. (1º Carta de Pedro 2, 22)

  • El que de veras quiera gozar la vida y vivir días felices, guarde su lengua del mal y que de su boca no salgan palabras engañosas. (1º Carta de Pedro 3, 10)

  • Son descontentos y frustrados que sólo tratan de satisfacer sus pasiones; su boca está llena de palabras altisonantes, y con ellas quieren impresionar a la gente para su propio provecho. (2º Carta de Pedro 3, 16)

  • Todos éstos son descontentos que maldicen su suerte, y solamente buscan satisfacer sus pasiones; su boca está llena de palabras arrogantes, y por interés adulan a la gente. (Carta de Judas 1, 16)

  • En su mano derecha tiene siete estrellas; de su boca sale una espada aguda de doble filo y su cara brilla como el sol cuando está en su máximo esplendor. (Apocalipsis 1, 16)

  • Recupérate, pues si no iré pronto donde ti para combatir a esa gente con la espada de mi boca. (Apocalipsis 2, 16)


“Reze, reze! Quem muito reza se salva e salva os outros. E qual oração pode ser mais bela e mais aceita a Nossa Senhora do que o Rosario?” São Padre Pio de Pietrelcina