2. Al contrario, tranquila y en silencio he mantenido mi alma como un niño saciado que se aprieta a su madre; mi alma en mí nada reclama.





“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina