18. Yael salió al encuentro de Sísara y le dijo: «Vente por acá, mi señor, no temas.» Sísara entró y Yael lo escondió bajo una manta. El le pidió un poco de agua para calmar la sed.





“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina