Job, 19
29. teman que la espada los hiera a ustedes mismos cuando la cólera de Dios castigue las culpas, y sabrán entonces que hay al fin justicia.»
29. teman que la espada los hiera a ustedes mismos cuando la cólera de Dios castigue las culpas, y sabrán entonces que hay al fin justicia.»
El trabajo 19 es un capítulo en el que Job expresa su angustia y desesperación por su situación, gritando por compasión y justicia. A continuación hay cinco versos relacionados con los temas cubiertos en este capítulo:
Salmo 34:18: "Cerca del Señor de aquellos que tienen un corazón roto y salvan a los del espíritu oprimido". Este versículo habla sobre cómo Dios está cerca de aquellos que sufren y se sienten oprimidos, ofreciéndoles salvación y comodidad.
Isaías 61:1: "El Espíritu del Señor Dios está sobre mí, porque el Señor me ha ungido a predicar buenas noticias a los mansos; me envió a restaurar el contrito del corazón, para proclamar la liberación a los cautivos y liberar a los cautivos esposas ". Este versículo habla sobre la misión del Mesías de traer esperanza y restauración a los que sufren.
Salmo 88:14-15: "¿Por qué rechazas mi alma? ¿Por qué escondes tu rostro de mí? Estoy abrumado desde que los jóvenes y yo he estado sufriendo tus terrores; estoy desesperado". Este salmo presenta una oración de desesperación similar a la de Job, en la que el salmista pide la ayuda de Dios frente a su angustia.
Isaías 49:15-16: "¿Puede una oportunidad que una mujer se olvide de su bebé que todavía amamanta, para que no lo comprega, el hijo de su útero? No te olvidaré. He aquí las palmas de mis manos Te grabé; tus paredes están continuamente delante de mí ". Este versículo habla sobre el amor y el cuidado de Dios por sus hijos, lo que demuestra que nunca los deja ni se olvida.
Salmo 31:9: "Vas a mí, Señor, porque estoy angustiado; consumí mis ojos, mi alma y mi cuerpo están en tristeza". Este salmo presenta una oración similar a la de Job, en la que el salmista exige compasión frente a su angustia y sufrimiento.
“Deus quer que as suas misérias sejam o trono da Sua misericórdia.” São Padre Pio de Pietrelcina
