8. Palabra dirigida a Jeremías de parte del Señor, después que el rey Sedecías contrajo con todo el pueblo de Jerusalén un compromiso para proclamar una manumisión:





“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina