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• Había un hombre en Sorá, de la tribu de Dan, llamado Manóaj, cuya mujer era estéril. No había tenido ningún hijo. (Jueces 13, 2)

• El ángel del Señor se apareció a esta mujer y le dijo: "Tú eres estéril y no has tenido ningún hijo; (Jueces 13, 3)

• que no beba vino ni ningún otro producto de la uva, ni otras bebidas alcohólicas, y que no coma nada impuro. Que haga todo lo que le he mandado". (Jueces 13, 14)

• Él replicó: "Hija mía; este segundo acto de piedad es todavía mejor que el primero, pues no has buscado ningún joven, rico o pobre. (Rut 3, 10)

• Que Dios me castigue doblemente si, de aquí a mañana, dejo con vida a ningún varón pariente de Nabal". (I Samuel 25, 22)

• A los tres días de mi parto, dio a luz también esta mujer. Estábamos juntas y ningún extraño había con nosotras en casa, fuera de nosotras dos. (I Reyes 3, 18)

• Pero ahora el Señor, mi Dios, me ha permitido vivir en paz sin ningún enemigo y ninguna adversidad. (I Reyes 5, 18)

• Apenas se sentó como rey en el trono, exterminó a toda la casa de Basá, sin dejar vivo ningún varón pariente o amigo, (I Reyes 16, 11)

• Los levitas y todo Judá hicieron cuanto el sacerdote Yehoyadá les mandó: cada uno tomó a sus hombres, a los que entraban de servicio el sábado y los que salían, porque el sacerdote Yehoyadá no había exceptuado ningún turno. (II Crónicas 23, 8)

• Puso porteros en las entradas del templo del Señor, para que bajo ningún pretexto entrara nadie impuro. (II Crónicas 23, 19)

• Así que no os dejéis engañar por Ezequías ni os dejéis seducir de esta manera. No le creáis, porque si ningún dios de nación o reino alguno pudo salvar a su pueblo de mi poder y del poder de mis padres, mucho menos podrá libraros a vosotros vuestro Dios". (II Crónicas 32, 15)

• Nunca en Israel había habido una pascua como ésta desde los días de Samuel, el vidente. Más aún, ningún rey de Israel había celebrado una pascua semejante a la celebrada por Josías en compañía de sacerdotes y levitas, presentes todo Judá e Israel, con los habitantes de Jerusalén. (II Crónicas 35, 18)