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  • Te mandé a buscar en seguida; y has hecho bien en venir. Y ahora aquí estamos todos delante de Dios para escuchar todos los preceptos que el Señor te ha dado". (Hechos 10, 33)

  • Pues si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿cómo podía yo oponerme a Dios?". (Hechos 11, 17)

  • Después de haberles dado muchos palos, los metieron en la cárcel, encargando al carcelero que los tuviera bien seguros; (Hechos 16, 23)

  • A la noche siguiente se le apareció el Señor y le dijo: "Ten ánimo, pues como has dado testimonio en Jerusalén acerca de mí, así conviene también que lo des en Roma". (Hechos 23, 11)

  • Agripa dijo a Festo: "Se le podía haber dado la libertad si no hubiera apelado al césar". (Hechos 26, 32)

  • y la esperanza no nos defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos ha dado. (Romanos 5, 5)

  • Pero digo además: ¿Será que Israel no se ha dado cuenta? Moisés dice: Yo os provocaré a celos de uno que no es mi pueblo, y os irritaré contra un pueblo insensato. (Romanos 10, 19)

  • O ¿quién le ha dado algo a él para pedirle que se lo devuelva? (Romanos 11, 35)

  • En virtud de la misión que Dios me ha encomendado, os digo a cada uno de vosotros que no se tenga en más de lo que debe tenerse, sino que procure pensar siempre de sí con sencillez, conforme a la fe que Dios le haya dado. (Romanos 12, 3)

  • Saludad a Apeles, que ha dado pruebas de su fe en Cristo. Saludad a los de la casa de Aristóbulo. (Romanos 16, 10)

  • pero manifestado ahora por los escritos proféticos, dado a conocer a todas las naciones por orden del Dios eterno para que abracen la fe, (Romanos 16, 26)

  • Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que conozcamos lo que Dios generosamente nos ha dado. (I Corintios 2, 12)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina