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  • ¡Ay de aquellos que tiran del castigo con las cuerdas de la injusticia, y de la pena del pecado como con cuerda de carreta; (Isaías 5, 18)

  • Señor, en la angustia te buscábamos; te hemos invocado mientras tu castigo nos hería. (Isaías 26, 16)

  • y cada golpe de la vara de castigo se lo infligirá el Señor entre tamboriles, cítaras y danzas. (Isaías 30, 32)

  • Pues en los cielos se embriaga mi espada; y ya se abalanza sobre Edón, sobre el pueblo que he entregado al castigo. (Isaías 34, 5)

  • Ellos le dijeron: "Esto dice Ezequías: Día de angustia, de castigo y oprobio es este día; los niños están a punto de nacer, pero falta la fuerza para darlos a luz. (Isaías 37, 3)

  • Hablad al corazón de Jerusalén y gritadle que se ha cumplido su servicio, que está perdonado su pecado, que ha recibido de la mano del Señor el doble de castigo por todos sus pecados. (Isaías 40, 2)

  • Ha sido traspasado por nuestros pecados, triturado por nuestras iniquidades; el castigo, precio de nuestra paz, cae sobre él, y a causa de sus llagas hemos sido curados. (Isaías 53, 5)

  • Son cosas vanas, obras ridículas; en el tiempo del castigo desaparecerán. (Jeremías 10, 15)

  • pero si esa nación, contra la que he hablado, se convierte de su iniquidad, también yo me arrepiento del castigo que iba a ponerle. (Jeremías 18, 8)

  • Porque si estáis viendo que es en la ciudad que lleva mi nombre donde comienzo a desencadenar el mal, ¿vais a quedar vosotros sin castigo? No quedaréis, porque yo convoco la espada contra todos los habitantes de la tierra" -dice el Señor-. (Jeremías 25, 29)

  • Tal vez te escuchen y se conviertan cada uno de su mal camino; entonces yo retiraré el castigo que pensaba darles por sus malas acciones. (Jeremías 26, 3)

  • Todos tus amantes te han olvidado, ya no se interesan por ti. Sí, yo te he herido como hiere un enemigo, con castigo cruel, por tus innumerables crímenes, por tus pecados incontables. (Jeremías 30, 14)


“Não se aflija a ponto de perder a paz interior. Reze com perseverança, com confiança, com calma e serenidade.” São Padre Pio de Pietrelcina