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nos sacó de Egipto con mano poderosa y brazo fuerte en medio de gran terror, prodigios y portentos, (Deuteronomio 26, 8)
De Judá dijo: Escucha, Señor, la voz de Judá, y haz que se reúna con su pueblo Defiende con tu brazo su derecho, sé su ayuda contra sus enemigos. (Deuteronomio 33, 7)
De Gad dijo: ¡Bendito el que ensanchó a Gad! Reposa como leona, desgarra brazo, rostro y cabeza. (Deuteronomio 33, 20)
Cuando extendió el brazo, los hombres de la emboscada salieron rápidamente de su escondite, tomaron carrera y, entrando en la ciudad, se apoderaron de ella y se dieron prisa a prenderle fuego. (Josué 8, 19)
Se acerca el día en que yo cortaré tu brazo y el brazo de la casa de tu padre, de suerte que ninguno llegará a viejo en tu casa. (I Samuel 2, 31)
Me acerqué a él y lo maté, porque sabía que no podría sobrevivir después de su caída. Tomé la corona que llevaba sobre su cabeza y el brazalete que tenía en su brazo y los he traído aquí, mi señor". (II Samuel 1, 10)
porque se tendrá noticia de tu nombre grandioso, de la fuerza de tu mano y del poder de tu brazo; si viene a orar en este templo, (I Reyes 8, 42)
Sólo pido que el Señor me perdone una cosa: cuando entre mi señor en el templo de Rimón y se apoye en mi brazo, para adorar allí, y yo me postre en el templo de Rimón mientras él se postra, que el Señor me lo perdone". (II Reyes 5, 18)
El oficial sobre cuyo brazo solía apoyarse el rey dijo al hombre de Dios: "Aunque el Señor abriera las ventanas del cielo, ¿podría suceder tal cosa?". Eliseo respondió: "Pues bien, tú mismo lo verás con tus propios ojos, pero no comerás de ello". (II Reyes 7, 2)
El rey había confiado la guardia de la puerta a aquel oficial sobre cuyo brazo solía apoyarse; pero el pueblo lo pisoteó en la puerta y murió, como había predicho el hombre de Dios cuando el rey bajó adonde él estaba. (II Reyes 7, 17)
También al extranjero, que no es de tu pueblo Israel, si viene de tierras lejanas atraído por la fama de tu nombre, la fuerza de tu mano y el poder de tu brazo a orar en este templo, (II Crónicas 6, 32)
Pues bien, éstos son tus siervos y éste tu pueblo, a quienes tú has redimido con tu gran poder y tu fuerte brazo. (Nehemías 1, 10)