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  • el que dispensa al ganado su sustento, a las crías del cuervo cuando chillan. (Salmos 147, 9)

  • Habló dolosamente palabras de paz y cuando se hubo ganado la confianza, cayó de repente sobre la ciudad y le asestó un duro golpe matando a muchos del pueblo de Israel. (I Macabeos 1, 30)

  • Sus hombres hicieron cautivos a mujeres y niños y se adueñaron del ganado. (I Macabeos 1, 32)

  • Nosotros por nuestra parte os escribimos: Vuestro ganado y vuestros bienes son nuestros, y los nuestros vuestros son. Damos orden de que se os envíe un mensaje en tal sentido.» (I Macabeos 12, 23)

  • En la recia batalla trabada, las tropas de Judas lograron la victoria, gracias al auxilio recibido de Dios; los nómadas, vencidos, pidieron a Judas que les diera la mano, prometiendo entregarle ganado y serle útiles en adelante. (II Macabeos 12, 11)

  • El justo se cuida de su ganado, pero las entrañas de los malos son crueles. (Proverbios 12, 10)

  • Conoce a fondo el estado de tu ganado, aplica tu corazón a tu rebaño; (Proverbios 27, 23)

  • Si puede, el otro recibirá apenas la mitad, y aun lo tendrá como una ganga. Si no, se quedará sin su dinero, y se habrá ganado sin necesidad un enemigo, que le devolverá maldiciones e injurias y le dará, en vez de gloria, vilipendio. (Eclesiástico 29, 6)

  • Quien se purifica del contacto de un muerto y le vuelve a tocar, ¿qué ha ganado con su baño de purificación? (Eclesiástico 34, 25)

  • cual ganado que desciende al valle? El Espíritu de Yahveh los llevó a descansar. Así guiaste a tu pueblo, para hacerte un nombre glorioso. (Isaías 63, 14)

  • Alzo sobre los montes lloro y lamento, y una elegía por las dehesas del desierto, porque han sido incendiadas; nadie pasa por allí, y no se oyen los gritos del ganado. Desde las aves del cielo hasta las bestias, todas han huido, se han marchado. (Jeremías 9, 9)

  • Ain. Por esto lloro yo; mi ojo, mi ojo se va en agua, porque está lejos de mí el consolador que reanime mi alma. Mis hijos están desolados, porque ha ganado el enemigo. (Lamentaciones 1, 16)


“Pode-se manter a paz de espírito mesmo no meio das tempestades da vida”. São Padre Pio de Pietrelcina