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  • Después, Judas marchó contra Carnión y contra el templo de Atargatis y mató a veinticinco mil personas. (II Macabeos 12, 26)

  • Una vez derrotados y destruidos estos enemigos, Judas emprendió una campaña contra la plaza fuerte de Efrón, donde se había establecido Lisias con gente de todas partes. Jóvenes vigorosos apostados delante de las murallas combatían con vigor, y en el interior había muchas reservas de máquinas de guerra y proyectiles. (II Macabeos 12, 27)

  • Entonces Judas y sus compañeros les dieron las gracias y los exhortaron a seguir siendo deferentes con sus compatriotas. Luego regresaron a Jerusalén, porque se acercaba la fiesta de las Semanas. (II Macabeos 12, 31)

  • Como los hombres de Esdrín estaban extenuados por haber combatido durante mucho tiempo, Judas rogó al Señor que se manifestara como su aliado y su guía en el combate. (II Macabeos 12, 36)

  • Luego Judas reunió al ejército y se dirigió hacia la ciudad de Odolám. Como estaba ya próximo el séptimo día de la semana, se purificaron con los ritos de costumbre y celebraron el sábado en aquel lugar. (II Macabeos 12, 38)

  • Los hombres de Judas fueron al día siguiente -dado que el tiempo urgía- a recoger los cadáveres de los caídos para sepultarlos con sus parientes, en los sepulcros familiares. (II Macabeos 12, 39)

  • e hicieron rogativas pidiendo que el pecado cometido quedara completamente borrado. El noble Judas exhortó a la multitud a que se abstuvieran del pecado, ya que ellos habían visto con sus propios ojos lo que había sucedido a los caídos en el combate a causa de su pecado. (II Macabeos 12, 42)

  • El año ciento cuarenta y nueve, los hombres de Judas se enteraron de que Antíoco Eupátor avanzaba contra Judea con un ejército numeroso, (II Macabeos 13, 1)

  • Al enterarse de esto, Judas ordenó a sus tropas que invocaran al Señor día y noche, para que también esa vez, como en otras ocasiones, acudiera en auxilio de los que estaban en peligro de ser despojados de la Ley, de la patria y del Santuario, (II Macabeos 13, 10)

  • Todos unánimemente cumplieron la orden y suplicaron al Señor misericordioso con lamentaciones, ayunos y postraciones, durante tres días seguidos. Entonces Judas los arengó, animándolos a estar preparados. (II Macabeos 13, 12)

  • Judas, dejándolo todo en manos del Creador del universo, exhortó a sus compañeros a luchar valerosamente hasta la muerte por las leyes, el Santuario, la ciudad, la patria y las instituciones. Luego acampó en las inmediaciones de Modín. (II Macabeos 13, 14)

  • Al amanecer, ya todo había terminado, gracias a la protección que el Señor había brindado a Judas. (II Macabeos 13, 17)


“Devemos odiar os nossos pecados, visto que o amor ao Senhor significa paz”. São Padre Pio de Pietrelcina