pronađen 1659 Rezultati za: Casa de Obed-Edom
No tendrás relaciones con tu hermana, sea hija de tu padre o de tu madre, sea que haya nacido en la casa o fuera de ella. (Levítico 18, 9)
Si un hombre se casa con una mujer y con la madre de esta, lo que hace es una depravación: tanto él como ellas serán quemados, para que no haya tal depravación entre ustedes. (Levítico 20, 14)
Si alguien se casa con su hermana -sea hija de su padre o de su madre- de manera que él ve la desnudez de ella, y ella la de él, cometen una ignominia: ambos serán extirpados a la vista de sus compatriotas. Por haber tenido relaciones con su hermana, él deberá cargar con su culpa. (Levítico 20, 17)
Si un hombre se casa con la mujer de su hermano, lo que hace es una indecencia, porque es como si tuviera relaciones con su hermano: los que lo hagan no tendrán hijos. (Levítico 20, 21)
Pero si un sacerdote adquiere con su dinero un esclavo, este podrá comer de las cosas sagradas; y también los esclavos nacidos en su casa podrán comer de su pan. (Levítico 22, 11)
Si la hija de un sacerdote se casa con alguien que no es sacerdote, ella no podrá comer de las ofrendas sagradas. (Levítico 22, 12)
Pero si la hija de un sacerdote queda viuda o es repudiada y, no teniendo hijos, vuelve a la casa de su padre como en su juventud, podrá comer del pan de su padre. Ningún extraño comerá de él; (Levítico 22, 13)
Habla en estos términos a Aarón y a sus hijos, y a todos los israelitas: Si un hombre de la casa de Israel, o alguno de los extranjeros residentes en Israel presenta su ofrenda al Señor para un holocausto -ya sea en cumplimiento de un voto o como ofrenda voluntaria- (Levítico 22, 18)
Si no ha sido rescatada antes de transcurrido ese año, la casa pasará definitivamente al comprador y a sus descendientes, y no será rescatada en el jubileo. (Levítico 25, 30)
Y si alguno de los levitas no la rescata, la casa que él vendió -y que es su propiedad- quedará libre en el jubileo, porque las casas de las ciudades de los levitas son de su propiedad entre los israelitas. (Levítico 25, 33)
Si un hombre consagra su casa al Señor, el sacerdote deberá tasarla. Sea alta o baja, se aceptará la tasación fijada por el sacerdote. (Levítico 27, 14)
Y si el que consagró su casa desea rescatarla, deberá añadir un quinto a la suma en que ha sido tasada, y así volverá a ser suya. (Levítico 27, 15)