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  • Todos los que se encontraban en apuros, o tenían deudas, o estaban descontentos, se unieron a él y lo eligieron su jefe. Juntó unos cuatrocientos hombres bajo su mando. (1 Samuel 22, 2)

  • Los dos querubines tenían exactamente la misma hechura (1 Reyes 6, 25)

  • Los capiteles que estaban en la cima de las columnas tenían forma de azucenas. (1 Reyes 7, 19)

  • Las basas estaban construidas así: tenían paneles y los paneles estaban entre listones. (1 Reyes 7, 28)

  • Cada basa tenía cuatro ruedas de bronce y ejes de bronce; sus cuatro pies tenían asas para soportar sus piletas; eran fundidas igual que los adornos. (1 Reyes 7, 30)

  • Las cuatro ruedas estaban bajo los paneles, y sus ejes formaban un solo cuerpo con la basa; las ruedas tenían una altura de setenta centímetros. (1 Reyes 7, 32)

  • Fue Joram a atacar la ciudad de Saír con todos sus carros de guerra. Ahí, atacando de noche, logró escapar a los edomitas que lo tenían cercado a él y a los jefes de los carros, pero los israelitas se habían dispersado. (2 Reyes 8, 21)

  • Tenían el cargo según sus genealogías, de mantener tropas de guerra con hombres armados en número de treinta y seis mil; pues tenían muchas mujeres e hijos. (1 Crónicas 7, 4)

  • Estaban inscritos según sus linajes y los jefes de sus casas paternas tenían veinte mil doscientos guerreros esforzados. (1 Crónicas 7, 9)

  • Tenían propiedades y habitaban en Betel y sus aldeas anexas, en Narán, hacia el oriente, en Guézer y sus aldeas anexas, hacia el occidente, en Siquem y sus aldeas, hasta Acyá y sus aldeas. (1 Crónicas 7, 28)

  • Salum, hijo de Coré, hijo de Ebiasaf, hijo de Coré, y sus hermanos los coreítas, de la misma casa paterna, tenían el servicio de culto como guardianes de los umbrales de la Tienda, pues sus padres habían tenido a su cargo la guardia de acceso al campamento de Yavé. (1 Crónicas 9, 19)

  • Tanto ellos como sus hijos tenían a su cargo las puertas de la Casa de Yavé, la Casa de la Tienda. (1 Crónicas 9, 23)


“Deus quer que as suas misérias sejam o trono da Sua misericórdia.” São Padre Pio de Pietrelcina