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  • Temió no tener, como otras veces le había sucedido, para los gastos y regalos que antes repartía generosamente, superando a los reyes anteriores. (1 Macabeos 3, 30)

  • refirieron también que otros estaban atrincherados en otras ciudades de Galaad y que los paganos habían decidido asaltar sus defensas, al día siguiente, echar mano de ellos y exterminarlos a todos en un solo día. (1 Macabeos 5, 27)

  • Eleazar, por sobrenombre Abarán, vio una de las bestias protegidas con coraza, que superaba a todas las otras, y pensó que debía ser la del rey. (1 Macabeos 6, 43)

  • Mándalos a sus casas y quédate con algunos para acompañarme a la ciudad de Tolemaida, porque quiero entregártela, así como las otras fortalezas, y poner a tu disposición el resto de la tropa con sus oficiales. Después volveré, ya que sólo he venido para esto.» (1 Macabeos 12, 45)

  • El resto de los hechos de Juan, sus batallas, sus hazañas, las murallas que construyó y otras obras suyas, (1 Macabeos 16, 23)

  • Las mujeres, ceñidas de saco desde los pechos, llenaban la calle. Las más jóvenes, que no debían todavía salir a la calle, unas corrían hacia las puertas, otras subían a los muros y otras se asomaban por las ventanas. (2 Macabeos 3, 19)

  • después de prometer al rey, en una conversación, trescientos sesenta talentos de plata y ochenta de otras rentas. (2 Macabeos 4, 8)

  • el criminal Jasón envió como representantes a algunos «ciudadanos antioquenos», de los habitantes de Jerusalén y les encargó trescientas dracmas de plata destinadas al sacrificio a Heracles. Estos representantes, al llegar, expresaron que no convenía emplear el dinero en este sacrificio y pidieron que se gastara en otras cosas. (2 Macabeos 4, 19)

  • Al saberlo Judas, mandó que su ejército invocara a Dios día y noche, para que, como lo había hecho en otras circunstancias, también ahora viniera en ayuda de los que temían verse privados de su Ley, de su patria y de su Templo, y no permitiera que aquel pueblo, que apenas había comenzado a respirar, (2 Macabeos 13, 10)

  • No había muerto todavía, y encendido en valor, se levantó a pesar de la sangre que perdía por todas partes, y de sus otras heridas, y atravesó corriendo la tropa. Se detuvo sobre una roca abrupta (2 Macabeos 14, 45)

  • Si el justo cayó siete veces, se levantará otras tantas, mientras que los malvados caerán para seguir en su desgracia. (Proverbios 24, 16)

  • Vi otras cosas bajo el sol: en vez de derecho se encuentra la injusticia; en la sede de la justicia se sienta el malvado. (Eclesiastés (Qohelet) 3, 16)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina