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  • Cuando Moisés bajó del monte Sinaí, tenía en las manos las dos tablas de las Declaraciones divinas donde estaban escritas las leyes de la Alianza, y no sabía que la piel de su cara se había vuelto radiante, por haber hablado con Yavé. (Exodo 34, 29)

  • El pueblo a su vez se acercó, y Moisés les comunicó todo lo que Yavé le había mandado en el monte Sinaí. (Exodo 34, 32)

  • Lo que quede será para Aarón y sus hijos: lo comerán sin ponerle levadura en un lugar santo dentro de la Morada. (Levítico 6, 9)

  • Todo varón de la descendencia de Aarón podrá comerla. Está será para sus descendientes una ley perpetua: todo lo que toque esas cosas sacrificadas por el fuego para Yavécosas pasará a ser santo también.» (Levítico 6, 11)

  • El sacerdote que la ofrece la comerá en un lugar santo, a la entrada de la Tienda de las Citas. (Levítico 6, 19)

  • Cualquier cosa que toque las carnes sacrificadas será santificada; si cae una gota de su sangre sobre algún vestido, se lavará en lugar santo; (Levítico 6, 20)

  • Esto es lo que Yavé ordenó a Moisés en el monte, el día en que mandó a los hijos de Israel que presentaran sus ofrendas a Yavé en el desierto de Sinaí.» (Levítico 7, 38)

  • Así serán capaces de distinguir entre lo santo y lo profano, entre lo impuro y lo puro, (Levítico 10, 10)

  • Ustedes lo comerán en lugar santo, ya que es la parte que te corresponde a ti y tus hijos en los sacrificios por el fuego para Yavé, según se me ha ordenado. (Levítico 10, 13)

  • Porque yo soy Yavé, Dios de ustedes; santifíquense y sean santos, pues yo soy Santo. No se hagan impuros con ninguno de esos reptiles que se arrastran por el suelo, (Levítico 11, 44)

  • pues yo soy Yavé, el que los ha sacado del país de Egipto para ser su Dios. Sean, pues, santos porque yo soy Santo. (Levítico 11, 45)

  • «Habla a toda la comunidad de los hijos de Israel y diles: Sean santos, porque yo, Yavé, Dios de ustedes, soy Santo. (Levítico 19, 2)


“Você teme um homem,um pobre instrumento nas mãos de Deus, mas não teme a justiça divina?” São Padre Pio de Pietrelcina