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  • Esta es la historia de Noé. Noé fue en sus tiempo un hombre justo y que se portó bien en todo; Noé caminaba con Dios. (Génesis 6, 9)

  • Miró Dios a la tierra, y vio que estaba corrompida, pues todos los mortales en la tierra seguían los caminos del mal. (Génesis 6, 12)

  • Y dijo Dios a Noé: «He decidido acabar con todos los seres vivos, pues la tierra está llena de violencia por culpa de ellos, y los voy a suprimir de la tierra. (Génesis 6, 13)

  • Por mi parte voy a mandar el diluvio, o sea, las aguas sobre la tierra, para acabar con todo ser que tiene aliento y vida bajo el cielo; todo cuanto existe en la tierra perecerá. (Génesis 6, 17)

  • Pero contigo voy a firmar mi pacto, y entrarás en el arca tú y tu esposa, tus hijos y las esposas de tus hijos contigo. (Génesis 6, 18)

  • Procúrate también toda clase de alimentos y almacénalos, pues te servirán de comida a ti y a ellos.» (Génesis 6, 21)

  • Yavé dijo a Noé: «Entra en el Arca, tú y tu familia, pues tú eres el único justo que he encontrado en esta generación. (Génesis 7, 1)

  • Del mismo modo, de las aves del cielo tomarás siete parejas, cada macho con su hembra, con el fin de que se conserven las especies sobre la tierra. (Génesis 7, 3)

  • Porque dentro de siete días, haré llover sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches, y exterminaré a todos los seres que creé.» (Génesis 7, 4)

  • Cuando Noé contaba seiscientos años de vida, el día diecisiete del segundo mes del año, brotaron todos los manantiales del fondo del mar, mientras se abrían las compuertas del cielo. (Génesis 7, 11)

  • Ese mismo día Noé entró en el arca con sus hijos Cam, Sem y Jafet, su esposa y sus nueras. (Génesis 7, 13)

  • El año seiscientos uno de la vida de Noé, en el primer día del primer mes, las aguas desaparecieron de la tierra. Noé quitó la cubierta del arca y miró fuera, y vio que la superficie de la tierra estaba seca. (Génesis 8, 13)


“Nunca vá se deitar sem antes examinar a sua consciência sobre o dia que passou. Enderece todos os seus pensamentos a Deus, consagre-lhe todo o seu ser e também todos os seus irmãos. Ofereça à glória de Deus o repouso que você vai iniciar e não esqueça do seu Anjo da Guarda que está sempre com você.” São Padre Pio de Pietrelcina