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Tus jefes se comportan en el país como lobos que desgarran una presa, que derraman sangre y condenan a muerte a la gente para sacar algún provecho. (Ezequiel 22, 27)
También ella ardía de pasión por sus vecinos Asirios, esos gobernadores y jefes que andaban ricamente vestidos, jóvenes y bien apuestos en sus caballos. (Ezequiel 23, 12)
Ahí están Edom, sus reyes y sus jefes; a pesar de su valor, cayeron a espada, igual que los demás. Están acostados con los circuncidados, junto con los que bajan a la tumba. (Ezequiel 32, 29)
Comerán la carne de los guerreros, beberán la sangre de los jefes de la tierra: ¡hay muchos carneros, corderos, chivos y toros gordos de Basán! (Ezequiel 39, 18)
No escuchamos a tus siervos los profetas, que, en nombre tuyo, hablaban a nuestros reyes, a nuestros jefes, a nuestros padres y a todo el pueblo del país (Daniel 9, 6)
El rey del sur se hará poderoso; uno de sus jefes se hará fuerte contra él y tendrá un imperio mayor que el suyo. (Daniel 11, 5)
entrará en sus tierras, las invadirá y las atravesará VVendrá a la Tierra Santa, donde muchos caerán; solamente escaparán los pueblos de Edom, Moab y los jefes de los amonitas. (Daniel 11, 41)
Escuchen esto, sacerdotes; estén atentos, jefes de Israel; presten atención los de la casa del rey, pues esta sentencia es para ustedes: Han sido como un lazo de cazador en Mispá y como una red tendida en el Tabor. Yo los voy a castigar a todos porque se han hundido hasta el cuello en la corrupción. (Oseas 5, 1)
El día del rey los jefes se calientan y se embriagan, y él tiende su mano a los que se ríen (Oseas 7, 5)
Prefieren lo que es malo y son como un arco que no apunta. Sus jefes morirán acuchillados por haber proferido tantas injurias, y en Egipto se reirán de ellos. (Oseas 7, 16)
Se han elegido reyes sin que esto viniera de mí; se han dado jefes que yo no conocía. Con su oro y su plata se han fabricado ídolos, y yo se los quitaré. (Oseas 8, 4)
En Guilgal salió a relucir toda su maldad. Allí fue donde les tomé odio. Los echaré de mi casa por todos sus crímenes; no les tendré más cariño, pues todos sus jefes son unos rebeldes. (Oseas 9, 15)
