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Las mujeres que habían venido desde Galilea con Jesús no se habían alejado; vieron de cerca el sepulcro y cómo colocaban su cuerpo. (Evangelio según San Lucas 23, 55)
El primer día de la semana, muy temprano, fueron las mujeres al sepulcro, llevando los perfumes que habían preparado. (Evangelio según San Lucas 24, 1)
Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y hallaron todo tal como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron.» (Evangelio según San Lucas 24, 24)
Ellos, por su parte, contaron lo sucedido en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. (Evangelio según San Lucas 24, 35)
Después de probar el agua convertida en vino, el mayordomo llamó al novio, pues no sabía de dónde provenía, a pesar de que lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua. (Evangelio según San Juan 2, 9)
Los discípulos se habían ido al pueblo para comprar algo de comer. (Evangelio según San Juan 4, 8)
Sin embargo los galileos lo recibieron muy bien al llegar, porque habían visto todo lo que Jesús había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues ellos también habían ido a la fiesta. (Evangelio según San Juan 4, 45)
Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos que no se habían comido: eran las sobras de los cinco panes de cebada. (Evangelio según San Juan 6, 13)
y, subiendo a una barca, cruzaron el lago rumbo a Cafarnaún. Habían visto caer la noche sin que Jesús se hubiera reunido con ellos, (Evangelio según San Juan 6, 17)
Habían remado como unos cinco kilómetros cuando vieron a Jesús que caminaba sobre el mar y se acercaba a la barca, y se llenaron de espanto. (Evangelio según San Juan 6, 19)
Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del lago se dio cuenta que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había subido con sus discípulos en la barca, sino que éstos se habían ido solos. (Evangelio según San Juan 6, 22)
Mientras tanto algunas lanchas de Tiberíades habían atracado muy cerca del lugar donde todos habían comido el pan. (Evangelio según San Juan 6, 23)
