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  • La ira de Yavé se apartó de Roboam y no lo destruyó todo porque se había humillado. (2 Crónicas 12, 12)

  • El rey Asá llegó a quitar a Maacá, su madre, el título de Gran Dama, porque había hecho un Horror para Aserá. Asá destruyó este Horror, lo hizo pedazos y lo quemó en el torrente Cedrón. (2 Crónicas 15, 16)

  • derribó los altares, demolió los troncos sagrados y las estatuas y las redujo a polvo, y destruyó las piedras paradas en toda la tierra de Israel. Después regresó a Jerusalén. (2 Crónicas 34, 7)

  • Pero luego que nuestros padres hicieron enojarse al Dios de los Cielos, él los entregó en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, el caldeo que destruyó esta Casa y desterró al pueblo a Babilonia. (Esdras 5, 12)

  • se apoderó de sus ciudades, llegó hasta Ecbátana, ocupó sus torres, destruyó las plazas y las arruinó. (Judit 1, 14)

  • Atravesó el Eufrates, recorrió Mesopotamia, destruyó todas las ciudades altas que dominan el torrente Abrona y llegó hasta el mar. (Judit 2, 24)

  • Pero él destruyó sus templos, cortó los árboles de sus bosques sagrados y destruyó todas las divinidades para que los hombres de todas las lenguas y todas las tribus adoraran solamente a Nabucodonosor y lo proclamaran dios. (Judit 3, 8)

  • El Señor ha asolado tierras de paganos, las destruyó totalmente. (Sirácides (Eclesiástico) 10, 16)

  • Devastó a muchos, destruyó sus naciones, borrando su recuerdo de la tierra. (Sirácides (Eclesiástico) 10, 17)

  • Así dice Yavé: Lo que había construido, lo destruyo; lo que había plantado, lo arranco, y esto, en todo el país. (Jeremías 45, 4)

  • Como después que Dios destruyó a Sodoma, Gomorra y las ciudades vecinas, dice Yavé, allí nadie vivirá, y ningún ser humano se radicará. (Jeremías 50, 40)

  • Yavé cumplió lo que tenía resuelto, cumplió su palabra, lo que había decretado desde antiguo; destruyó sin compasión; hizo alegrarse por tu destino al enemigo, fortaleció el poder de tus adversarios. (Lamentaciones 2, 17)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina