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  • Luego vi a otro ángel que subía desde el oriente y llevaba el sello del Dios vivo. Gritó con voz poderosa a los cuatro ángeles autorizados para causar daño a la tierra y al mar: (Apocalipsis 7, 2)

  • y gritaban con voz poderosa: «¿Quién salva fuera de nuestro Dios que se sienta en el trono, y del Cordero?» (Apocalipsis 7, 10)

  • Y mi visión continuó: oí a un águila que volaba por lo más alto del cielo y que decía con voz potente: «¡Ay, ay, ay de los habitantes de la tierra cuando resuene el sonido de las trompetas que los tres últimos ángeles van a tocar!» (Apocalipsis 8, 13)

  • Tocó el sexto ángel su trompeta. Entonces oí una voz que salía de las cuatro esquinas del altar de oro que está delante de Dios. (Apocalipsis 9, 13)

  • Decía la voz al ángel de la sexta trompeta: «Suelta a los cuatro ángeles inmovilizados a orillas del gran río Eufrates.» (Apocalipsis 9, 14)

  • y gritó su anuncio con voz tremenda, parecida al rugido del león; al momento los siete truenos entregaron su propio mensaje. (Apocalipsis 10, 3)

  • Yo me preparaba a escribir lo que habían dicho los siete truenos, cuando una voz desde el cielo me dijo: «Guarda en secreto las palabras de los siete truenos, no escribas nada.» (Apocalipsis 10, 4)

  • La voz que me había hablado desde el cielo se dirigió de nuevo a mí y me dijo: «Acércate al ángel que está de pie sobre el mar y la tierra, y toma el librito que tiene abierto en la mano.» (Apocalipsis 10, 8)

  • Entonces una voz poderosa les gritó desde el cielo: «Suban.» Y subieron al cielo en medio de la nube, a la vista de sus enemigos. (Apocalipsis 11, 12)

  • Oí entonces una fuerte voz en el cielo que decía: Por fin ha llegado la salvación, el poder y el reinado de nuestro Dios, y la soberanía de su Ungido. Pues echaron al acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche ante nuestro Dios. (Apocalipsis 12, 10)

  • Un tercer ángel pasó después, clamando con voz fuerte: «Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y se deja marcar la frente o la mano, (Apocalipsis 14, 9)

  • Entonces oí una voz que decía desde el cielo: «Escribe esto: Felices desde ahora los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, que descansen de sus fatigas, pues sus obras los acompañan.» (Apocalipsis 14, 13)


“Vive-se de fé, não de sonhos.” São Padre Pio de Pietrelcina