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  • al oír a Jeremías, mandó apalearlo, y lo hizo sujetar con cadenas en el calabozo de la puerta alta de Benjamín, que está en la Casa de Yavé. (Jeremías 20, 2)

  • Estas fueron las palabras que dirigió Yavé a Jeremías, cuando el rey Sedecías le mandó a Pasjur, hijo de Malaquías y al sacerdote Sofonías, hijo de Mahasías, para que le dijeran: (Jeremías 21, 1)

  • y lo condujeron al rey Joaquim, quien lo mandó matar al filo de la espada y arrojar su cadáver a la fosa común. (Jeremías 26, 23)

  • Y a la comunidad de los recabitas les dijo Jeremías: «Esto declara Yavé de los Ejércitos, el Dios de Israel sobre ustedes: Ya que ustedes han obedecido a la orden de su antepasado Jonadab cumpliendo todo lo que les mandó y actuando como él quería, (Jeremías 35, 18)

  • Jeremías mandó llamar a Baruc, hijo de Nerías, a quien dictó, para que anotara en el papel enrollado todo cuanto Yavé le había comunicado al profeta. (Jeremías 36, 4)

  • Jeremías mandó decirle a Baruc: «Estoy detenido y no puedo ir a la Casa de Yavé, (Jeremías 36, 5)

  • El, entonces, mandó a Judí a buscar el libro. Este lo trajo y lo leyó al rey y a los ministros que estaban a su lado. (Jeremías 36, 21)

  • El rey Sedecías mandó a buscarlo y lo interrogó en secreto, en su palacio: «¿Acaso tienes una palabra de Yavé?» «Sí», respondió Jeremías, y agregó: «Serás entregado en manos del rey de Babilonia.» (Jeremías 37, 17)

  • Entonces, Sedecías mandó a buscar a Jeremías y lo hizo venir donde él estaba, a la tercera entrada de la Casa de Yavé. Y le dijo: «No me ocultes nada de lo que te voy a preguntar.» (Jeremías 38, 14)

  • En Ribla, el rey de Babilonia mandó degollar a los hijos de Sedecías ante sus propios ojos, y lo mismo hizo con todos los nobles de Judá. (Jeremías 39, 6)

  • En Ribla mandó degollar a los hijos de Sedecías ante sus propios ojos, y lo mismo hizo con todos los jefes de Judá. (Jeremías 52, 10)

  • quien los mandó matar en Ribla, en la región de Jamat. Entonces fue desterrado Judá lejos de su tierra. (Jeremías 52, 27)


“O bem dura eternamente.” São Padre Pio de Pietrelcina