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  • Por mi vida, dice Yavé, si estos tres hombres estuvieran en ese país, no podrían salvar ni al hijo ni a la hija pero ellos salvarían su vida debido a su justicia. (Ezequiel 14, 18)

  • Los que gustan de los refranes te dirán: "De tal madre, tal hija". (Ezequiel 16, 44)

  • Tú eres hija de la madre que aborreció a su marido y a sus hijos, tú eres hermana de tus hermanas que abandonaron a sus maridos y a sus hijos, tu madre era hitita y tu padre, amorreo. (Ezequiel 16, 45)

  • otro comete el adulterio, otro violenta a su nuera, otro viola a su propia hermana, a la hija de su padre. (Ezequiel 22, 11)

  • No se acercarán a un muerto para no quedar impuros. Sin embargo, si se trata de su padre, de su madre, de un hijo o de una hija, de un hermano o de una hermana todavía virgen, podrán quedar impuros. (Ezequiel 44, 25)

  • Algunos años después se volverán aliados y la hija del rey del sur vendrá donde el rey del norte en cumplimiento de un convenio. Pero perderá su autoridad y no dejará descendencia, pues será muerta, ella y sus acompañantes, así como su hijo y su marido. (Daniel 11, 6)

  • Se había casado con una mujer llamada Susana, hija de Jilquías, muy bella y temerosa de Dios; (Daniel 13, 2)

  • sus padres eran justos y habían educado a su hija según la Ley de Moisés. Joaquín era muy rico. (Daniel 13, 3)

  • Y dijeron en presencia del pueblo: «Manden a buscar a Susana, hija de Jilquías, la esposa de Joaquín.» (Daniel 13, 29)

  • El, de pie en medio de ellos, respondió: «¿Tan torpes son, hijos de Israel, que condenan sin averiguación y sin evidencia a una hija de nuestro pueblo? (Daniel 13, 48)

  • Así trataban a las mujeres de Israel, y ellas por miedo condescendían con ustedes. Pero una hija de Judá no soportó la maldad de ustedes. (Daniel 13, 57)

  • Jilquías y su esposa dieron gracias a Dios por su hija Susana, lo mismo que su marido y todos sus parientes, por el hecho de que nada indigno se había hallado en ella. (Daniel 13, 63)


“Nossa Senhora está sempre pronta a nos socorrer, mas por acaso o mundo a escuta e se emenda?” São Padre Pio de Pietrelcina