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  • todo lo pusiste bajo sus pies. Como ven, todo le ha sido sometido, y no se hace ninguna excepción. Es verdad que, por el momento, no se ve que todo le esté sometido, (Carta a los Hebreos 2, 8)

  • de este modo el que comunicaba la santidad se identificaría con aquellos a los que sanctificaba. Por eso él no se avergüenza de llamarnos hermanos, cuando dice: (Carta a los Hebreos 2, 11)

  • De este modo liberó a los hombres que, por miedo a la muerte, permanecían esclavos en todos los aspectos de su vida. (Carta a los Hebreos 2, 15)

  • él merece la confianza de Dios que le dio este cargo, lo mismo que la mereció Moisés en la casa de Dios. (Carta a los Hebreos 3, 2)

  • Ya se habló de este descanso a propósito del día séptimo: Y Dios descansó de todas sus obras el día séptimo. (Carta a los Hebreos 4, 4)

  • En los días de su vida mortal, presentó ruegos y súplicas a aquel que podía salvarlo de la muerte; este fue su sacrificio, con grandes clamores y lágrimas, y fue escuchado por su religiosa sumisión. (Carta a los Hebreos 5, 7)

  • Ustedes se encuentran en una situación mejor y tienen salvación; lo creemos, amadísimos, aun cuando hablemos de este modo. (Carta a los Hebreos 6, 9)

  • ¡Imagínense quién puede ser este hombre al que nuestro antepasado Abrahán entrega la décima parte del botín! (Carta a los Hebreos 7, 4)

  • El fue confirmado con este juramento: El Señor lo ha jurado y no se vuelve atrás: Tú eres sacerdote para siempre. (Carta a los Hebreos 7, 21)

  • La primera alianza tenía una liturgia y un santuario como los hay en este mundo. (Carta a los Hebreos 9, 1)

  • De este modo el Espíritu nos enseña que mientras esté en pie la primera habitación, el camino que lleva al Santuario no está abierto. (Carta a los Hebreos 9, 8)

  • Por eso de este hombre únicamente, ya casi impotente, nacieron descendientes tan numerosos como las estrellas del cielo, e innumerables como los granos de arena de las orillas del mar. (Carta a los Hebreos 11, 12)


“Que Nossa Senhora aumente a graça em você e a faça digna do Paraíso”. São Padre Pio de Pietrelcina