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En cuanto a Felipe, se encontró en Azoto y salió a evangelizar uno tras otro todos los pueblos hasta llegar a Cesarea. (Hecho de los Apóstoles 8, 40)
«Amigos, ¿qué hacen? Nosotros somos humanos y mortales como ustedes, y acabamos de decirles que deben abandonar estas cosas que no sirven y volverse al Dios vivo que hizo el cielo, la tierra, el mar y cuanto hay en ellos. (Hecho de los Apóstoles 14, 15)
En cuanto a Pablo y Bernabé, se detuvieron en Antioquía, enseñando y anunciando con muchos otros la Palabra de Dios. (Hecho de los Apóstoles 15, 35)
En cuanto al joven, lo trajeron vivo, lo que fue para todos un gran consuelo. (Hecho de los Apóstoles 20, 12)
En cuanto a los creyentes de origen no judío, ya les hemos enviado instrucciones, pidiéndoles que se abstengan de carne sacrificada a los ídolos, de la sangre y de la carne de animales sin sangrar y de las relaciones sexuales prohibidas.» (Hecho de los Apóstoles 21, 25)
La mujer casada, por ejemplo, está ligada por ley a su marido mientras éste vive. En cuanto muere el marido, ya no tiene obligaciones hacia él. (Carta a los Romanos 7, 2)
Esto no lo podía hacer la Ley, por cuanto la carne era débil y no le respondía. Dios entonces quiso que su propio Hijo llevara esa carne pecadora; lo envió para enfrentar al pecado, y condenó el pecado en esa carne. (Carta a los Romanos 8, 3)
En cuanto a ellos, si no se obstinan en rechazar la fe, serán injertados, pues Dios es capaz de injertarlos de nuevo. (Carta a los Romanos 11, 23)
En cuanto a los casados, les doy esta orden, que no es mía sino del Señor: que la mujer no se separe de su marido. (1º Carta a los Corintios 7, 10)
En cuanto a los profetas, que hablen dos o tres, y los demás hagan un discernimiento. (1º Carta a los Corintios 14, 29)
En cuanto a nuestro hermano Apolo, le he insistido mucho para que vaya donde ustedes con nuestros hermanos, pero se negó formalmente a hacerlo por ahora. Irá cuando se le presente una oportunidad. (1º Carta a los Corintios 16, 12)
En cuanto a la ayuda a los santos, a nuestros hermanos, no es necesario que se la recomiende, (2º Carta a los Corintios 9, 1)