24. Así debía ser castigado el crimen cometido contra los setenta hijos de Jerubaal, para que su sangre cayera sobre su hermano Abimelec, que los había asesinado, y también sobre los señores de Siquem, que lo habían ayudado a asesinar a sus hermanos.





“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina