39. La tomó, así como a todos los pueblos que dependían de ella. Pasó a cuchillo a su rey y habitantes, consagrándolos en anatema, sin perdonar a nadie. Dabir y su rey recibieron el mismo castigo que Hebrón y Libna.





“O trabalho é tão sagrado como a oração”. São Padre Pio de Pietrelcina