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  • y te vas a encontrar con los amonitas. No los ataques ni los provoques al combate, pues no te daré nada de los hijos de Amón. Ha sido a los hijos de Lot a quienes yo la he dado en posesión. ( (Deuteronomio 2, 19)

  • porque hemos oído cómo el Señor secó las aguas del mar Rojo ante vosotros cuando salíais de Egipto y cómo habéis tratado a los reyes amorreos de Transjordania, a Sijón y a Og, a quienes exterminasteis. (Josué 2, 10)

  • Respondieron a Josué: "Somos siervos tuyos". Y Josué les preguntó: "¿Quiénes sois y de dónde venís?". (Josué 9, 8)

  • Todo el pueblo, que se encontraba a la puerta con los ancianos, dijo: "Somos testigos. Que el Señor haga a la mujer que va a entrar en tu casa semejante a Raquel y a Lía, quienes edificaron la casa de Israel. Que seas poderoso en Éfrata y adquieras renombre en Belén. (Rut 4, 11)

  • esto es, de las naciones de quienes había dicho el Señor a los israelitas: "No os unáis con ellas en matrimonio, pues inclinarán vuestro corazón hacia sus dioses". Pero Salomón se enamoró de ellas, (I Reyes 11, 2)

  • se encontró con los hermanos de Ocozías, rey de Judá, y preguntó: "¿Quiénes sois vosotros?". Ellos respondieron: "Somos hermanos de Ocozías y vamos a saludar a los hijos del rey y de la reina". (II Reyes 10, 13)

  • Fueron destruidos en su presencia los altares de Baal y los cipos que había sobre ellos. Rompió las imágenes de Aserá, los ídolos y las estatuas; los hizo polvo y lo esparció sobre las tumbas de quienes les habían ofrecido sacrificios. (II Crónicas 34, 4)

  • Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría de tu Dios que posees, establecerás jueces y magistrados que administren justicia a todo el pueblo de Transeufratina, es decir, a todos los que conocen la ley de tu Dios. A quienes la ignoran, habréis de enseñársela. (Esdras 7, 25)

  • y de los sirvientes del templo, a quienes David y los jefes habían destinado al servicio de los levitas, doscientos veinte. Todos éstos fueron registrados con sus nombres. (Esdras 8, 20)

  • Pues bien, éstos son tus siervos y éste tu pueblo, a quienes tú has redimido con tu gran poder y tu fuerte brazo. (Nehemías 1, 10)

  • Por entonces advertí que había en Judá quienes en día de sábado pisaban los lagares, acarreaban los haces, los cargaban sobre los asnos, así como vino, uva, higos y toda clase de cargas, para traerlos a Jerusalén en día de sábado, y los amonesté para que no vendiesen sus productos en tal día. (Nehemías 13, 15)

  • No habían pasado cuarenta días, cuando el rey fue asesinado por sus dos hijos, quienes huyeron a las montañas de Ararat, sucediéndole en el reino Asaradón. Ajicar, hijo de mi hermano Anael, fue encargado de toda la contabilidad del reino, con autoridad también sobre la administración general. (Tobías 1, 21)


“Feliz a alma que atinge o nível de perfeição que Deus deseja!” São Padre Pio de Pietrelcina