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  • como tristes, aunque siempre alegres; como miserables, aunque enriquecemos a muchos; como quienes nada tienen, aunque lo poseemos todo. (II Corintios 6, 10)

  • Pues hay muchos entre vosotros, de quienes muchas veces os dije, y ahora tengo que repetirlo con lágrimas en los ojos, que son enemigos de la cruz de Cristo; (Filipenses 3, 18)

  • a quienes Dios quiso descubrir cuál es la riqueza sublime de este secreto entre los paganos, que es Cristo entre vosotros, la esperanza de la gloria, (Colosenses 1, 27)

  • entre los que se encuentran Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar. (I Timoteo 1, 20)

  • Huye de las pasiones propias de la juventud, y practica la justicia, la fe, el amor, la paz con quienes invocan al Señor con corazón puro. (II Timoteo 2, 22)

  • ¿quiénes fueron los que, después de haber oído, se rebelaron? ¿No fueron todos aquellos que salieron de Egipto gracias a Moisés? (Hebreos 3, 16)

  • De otro modo, ¿no hubiesen cesado de ofrecerlos, supuesto que quienes ofrecían este culto, purificados una vez para siempre, no tendrían ya conciencia alguna de pecado? (Hebreos 10, 2)

  • de quienes no era digno el mundo, errantes por los desiertos, las montañas, las cavernas y cuevas de la tierra. (Hebreos 11, 38)

  • No os dejéis engañar por doctrinas distintas y extrañas; porque es mejor afianzar el corazón con la gracia que con alimentos que no son de provecho alguno para quienes se aferran a ellos. (Hebreos 13, 9)

  • como quienes han nacido de nuevo y no de una semilla corruptible sino incorruptible la palabra viva y eterna de Dios; (I Pedro 1, 23)

  • Éstos son fuentes sin agua, nubes azotadas por el viento, a quienes les aguardan densas tinieblas. (II Pedro 2, 17)

  • Uno de los ancianos tomó la palabra y me dijo: "Esos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?". (Apocalipsis 7, 13)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina