Trouvé 85 Résultats pour: clamor de Gedeón

  • Entretanto, y después de mucho tiempo, murió el rey de Egipto. Los israelitas, que seguían gimiendo bajo la dura esclavitud, clamaron, y su clamor, provocado por la esclavitud, subió hasta Dios. (Exodo 2, 23)

  • El Señor continuó: "He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído el clamor que le arranca su opresión y conozco sus angustias. (Exodo 3, 7)

  • El clamor de los israelitas ha llegado hasta mí. He visto también la opresión con que los egipcios los tiranizan. (Exodo 3, 9)

  • He oído ahora el clamor de los israelitas, a quienes los egipcios tienen esclavizados, y me he acordado de mi pacto. (Exodo 6, 5)

  • En todo Egipto se oirá un clamor inmenso, como no lo hubo antes ni lo habrá después. (Exodo 11, 6)

  • Si maltratas, él clamará a mí y yo escucharé su clamor; (Exodo 22, 22)

  • Al clamor de los que salen a los abrevaderos, allí se celebran las gestas del Señor, las gestas de su dominio en Israel. bajó a las puertas). (Jueces 5, 11)

  • El ángel del Señor vino y se sentó bajo la encina de Ofrá, que pertenecía a Joás, de Abiezer. Gedeón, su hijo, estaba limpiando el trigo en el lagar para ocultarlo a Madián. (Jueces 6, 11)

  • Gedeón le respondió: "Por favor, mi Señor; si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos sucede todo esto? ¿Dónde están todos los prodigios que nos cuentan nuestros padres diciendo: No nos sacó el Señor de Egipto? Y ahora el Señor nos ha abandonado y nos ha entregado al poder de los madianitas". (Jueces 6, 13)

  • Gedeón respondió: "Por favor, Señor, ¿cómo salvaré yo a Israel? Mi familia es la más humilde de Manasés, y yo soy el último en la casa de mi padre". (Jueces 6, 15)

  • Gedeón le dijo: "Si he alcanzado tu favor, dame una señal de que eres tú quien me habla. (Jueces 6, 17)

  • Gedeón se fue, preparó un cabrito, y con una media fanega de harina hizo panes sin levadura; puso la carne en una cesta y el caldo en una olla, lo llevó bajo la encina y se lo presentó. (Jueces 6, 19)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina