Trouvé 944 Résultats pour: ciudad santa

  • Si uno come por inadvertencia una cosa santa, restituirá al sacerdote su valor, más una quinta parte. (Levítico 22, 14)

  • Durante seis días trabajaréis, pero el séptimo es sábado, día de descanso absoluto y de asamblea santa; no haréis en él trabajo alguno. Dondequiera que viváis, es día de descanso dedicado al Señor". (Levítico 23, 3)

  • El primer día tendréis asamblea santa; no haréis trabajo alguno. (Levítico 23, 7)

  • Los siete días presentaréis al Señor ofrendas quemadas. El día séptimo será día de asamblea santa y no haréis en él trabajo alguno". (Levítico 23, 8)

  • Aquel mismo día celebraréis asamblea santa y no haréis trabajo alguno. Es ley perpetua para vuestras generaciones dondequiera que viváis. (Levítico 23, 21)

  • "Di a los israelitas: el día primero del séptimo mes será para vosotros día de descanso y de asamblea santa, convocada a son de trompeta. (Levítico 23, 24)

  • "El diez del mismo mes séptimo es el día del perdón; celebraréis asamblea santa y presentaréis una ofrenda quemada en honor del Señor. (Levítico 23, 27)

  • El primer día es día de asamblea santa; no haréis en él trabajo alguno. (Levítico 23, 35)

  • Los siete días presentaréis ofrendas quemadas en honor del Señor; el día octavo celebraréis asamblea santa y presentaréis una ofrenda quemada en honor del Señor: es día de asamblea; no haréis en él trabajo alguno. (Levítico 23, 36)

  • Si uno vende una casa en una ciudad amurallada, tendrá derecho de rescate durante un año a partir de la venta; su derecho de rescate dura un año. (Levítico 25, 29)

  • Si no se ha hecho el rescate dentro del año, esta casa, enclavada dentro de una ciudad amurallada, será para siempre del comprador y de sus descendientes; no perderán la propiedad ni siquiera el año del jubileo. (Levítico 25, 30)

  • Clamamos al Señor, que oyó nuestra voz y envió un ángel, que nos sacó de Egipto. Y aquí estamos ahora en Cades, ciudad que se encuentra en los confines de tus dominios. (Números 20, 16)


“Todas as graças que pedimos no nome de Jesus são concedidas pelo Pai eterno.” São Padre Pio de Pietrelcina