Trouvé 504 Résultats pour: Muerte de Agag

  • Eliseo estaba enfermo de muerte. Joás, rey de Israel, fue a visitarlo; al verlo, se echó a llorar y decía: "¡Padre mío, padre mío, carro y caballería de Israel!". (II Reyes 13, 14)

  • Amasías, hijo de Joás, rey de Judá, vivió todavía quince años después de la muerte de Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel. (II Reyes 14, 17)

  • Él reconstruyó Elat y la devolvió a Judá, después de la muerte de su padre. (II Reyes 14, 22)

  • El Señor castigó al rey, que estuvo leproso hasta su muerte; vivió en una casa aislada, mientras su hijo Jotán estaba al frente del palacio del gobierno de la nación. (II Reyes 15, 5)

  • En su tiempo, el Faraón Necó, rey de Egipto, fue en ayuda del rey de Asiria hacia el río Éufrates. El rey Josías le salió al paso, pero el faraón le dio muerte al primer encuentro en Meguido. (II Reyes 23, 29)

  • A la muerte de Hodad, en Edón hubo jefes: Timná, Alvá, Yetet, (I Crónicas 1, 51)

  • Después de la muerte de Jesrón, Caleb se casó con Éfrata, que había sido esposa de Jesrón, su padre, de la que tuvo a Asjur, padre de Técoa. (I Crónicas 2, 24)

  • David se dijo: "Yo trataré con benevolencia a Janún, como su padre me trató a mí". David le envió una embajada de pésame por la muerte de su padre. Pero cuando los siervos de David llegaron a la tierra de los amonitas, (I Crónicas 19, 2)

  • Todo el que no buscara al Señor, Dios de Israel, sin distinguir entre grandes o pequeños, hombres o mujeres, sería condenado a muerte. (II Crónicas 15, 13)

  • Hizo lo que es malo a los ojos del Señor, lo mismo que la casa de Ajab, que fue su consejera después de la muerte de su padre para perdición suya. (II Crónicas 22, 4)

  • Después de la muerte de Yehoyadá, los jefes de Judá fueron a postrarse delante del rey, que esta vez siguió sus consejos. (II Crónicas 24, 17)

  • Amasías, hijo de Joás, rey de Judá, vivió todavía quince años después de la muerte de Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel. (II Crónicas 25, 25)


“Tente percorrer com toda a simplicidade o caminho de Nosso Senhor e não se aflija inutilmente.” São Padre Pio de Pietrelcina