Trouvé 24 Résultats pour: Yabés

  • Tomaron sus huesos y los sepultaron bajo el tamarisco de Yabés y ayunaron siete días. (I Samuel 31, 13)

  • Llegaron los hombres de Judá, y ungieron allí a David como rey sobre la casa de Judá. Communicaron a David que los hombres de Yabés de Galaad habían sepultado a Saúl. (II Samuel 2, 4)

  • Y David envió mensajeros a los hombres de Yabés de Galaad para decirles: «Benditos seáis de Yahveh por haber hecho esta misericordia con Saúl, vuestro señor, dándole sepultura. (II Samuel 2, 5)

  • Entonces David fue a recoger los huesos de Saúl y los huesos de su hijo Jonatán, de entre los vecinos de Yabés de Galaad que los habían hurtado de la explanada de Betsán, donde los filisteos los habían colgado el día que mataron a Saúl en Gelboé; (II Samuel 21, 12)

  • Sallum, hijo de Yabés, conspiró contra él, le hirió en Yibleam, le mató, y reinó en su lugar. (II Reyes 15, 10)

  • Sallum, hijo de Yabés, comenzó a reinar el año 39 de Ozías, rey de Judá, y reinó un mes en Samaría. (II Reyes 15, 13)

  • Menajem, hijo de Gadí, subió de Tirsá, entró en Samaría e hirió a Sallum, hijo de Yabés, en Samaría; le mató y reinó en su lugar. (II Reyes 15, 14)

  • y las familias de los sofríes que habitaban en Yabés, los tiratíes, los simatíes, los sukatíes. Estos son kineos, descendientes de Jamat, padre de la casa de Rebak. (I Crónicas 2, 55)

  • Pero Yabés fue más ilustre que sus hermanos, y su madre le dio el nombre de Yabés, diciendo: «Di a luz con dolor.» (I Crónicas 4, 9)

  • Yabés invocó al Dios de Israel, exclamando: «Si de verdad me bendices, ensancharás mis términos, tu mano estará conmigo y alejarás el mal para que no padezca aflicción.» Y otorgóle Dios su petición. (I Crónicas 4, 10)

  • Supieron todos los habitantes de Yabés de Galaad lo que los filisteos habían hecho con Saúl, (I Crónicas 10, 11)

  • se levantaron todos los valientes, tomaron el cadáver de Saúl y los cadáveres de sus hijos, y los llevaron a Yabés. Enterraron sus huesos bajo el tamarindo de Yabés, y ayunaron siete días. (I Crónicas 10, 12)


“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina