Trouvé 97 Résultats pour: oídos

  • Pero ellos no me escucharon ni inclinaron sus oídos, sino que se obstinaron y obraron peor que sus padres. (Jeremías 7, 26)

  • ¡Sí, escuchen, mujeres, la palabra del Señor, que reciban sus oídos la palabra de su boca! Enseñen a sus hijas este gemido y unas a otras, este canto fúnebre: (Jeremías 9, 19)

  • Pero ellos no han escuchado ni han inclinado sus oídos, sino que han seguido los impulsos de su corazón obstinado y perverso. Por eso hice venir sobre ellos todas las palabras de esta Alianza, que yo les había ordenado practicar y ellos no han practicado. (Jeremías 11, 8)

  • Tú dirás: Escuchen la palabra del Señor, reyes de Judá y habitantes de Jerusalén. Así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Yo haré venir sobre este lugar una desgracia tal, que a todo el que oiga hablar de ella le zumbarán los oídos. (Jeremías 19, 3)

  • También el Señor les ha enviado incansablemente a todos sus servidores los profetas, pero ustedes no han escuchado ni han inclinado sus oídos para oír. (Jeremías 25, 4)

  • Los sacerdotes y los profetas dijeron a los jefes y a todo el pueblo: "Este hombre es reo de muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, como ustedes lo han escuchado con sus propios oídos". (Jeremías 26, 11)

  • Sin embargo, escucha bien esta palabra que yo digo a tus oídos, y a los oídos de todo el pueblo: (Jeremías 28, 7)

  • "Al cabo de cada siete años, cada uno de ustedes dejará libre a su hermano, al hebreo que se haya vendido a ti: él te servirá seis años, y después lo dejarás en libertad". Pero sus padres no escucharon ni inclinaron sus oídos. (Jeremías 34, 14)

  • Por eso irás tú, y leerás las palabras del Señor en el rollo que has escrito bajo mi dictado. Lo harás a oídos del pueblo, en la Casa del Señor, en el día del ayuno; y que lo oigan también todos los hombres de Judá que vengan de sus ciudades. (Jeremías 36, 6)

  • y conocerán que yo soy el Señor, su Dios. Les daré un corazón y oídos dóciles, (Baruc 2, 31)

  • Yo también obraré con furor, sin una mirada de piedad y sin tener compasión. Gritarán con toda su voz a mis oídos, pero no los escucharé". (Ezequiel 8, 18)

  • Él gritó fuertemente a mis oídos: "Acérquense, Castigos de la ciudad, cada uno con su instrumento de exterminio en la mano". (Ezequiel 9, 1)


“Não sejamos mesquinhos com Deus que tanto nos enriquece.” São Padre Pio de Pietrelcina