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  • y los oficiales de la corte, que también la vieron, la elogiaron ante el Faraón. Entonces fue llevada al palacio del Faraón. (Génesis 12, 15)

  • Pero el Señor infligió grandes males al Faraón y a su gente, por causa de Sarai, la esposa de Abrám. (Génesis 12, 17)

  • El Faraón llamó a Abrám y le dijo: "¿Qué me has hecho? ¿Por qué no me advertiste que era tu mujer? (Génesis 12, 18)

  • Después el Faraón dio órdenes a sus hombres acerca de Abrám, y ellos lo hicieron salir junto con su mujer y todos sus bienes. (Génesis 12, 20)

  • Después salió su hermano, que con su mano tenía agarrado el talón de Esaú. Por ello lo llamaron Jacob. Cuando nacieron, Isaac tenía sesenta años. (Génesis 25, 26)

  • Los niños crecieron. Esaú se convirtió en un hombre agreste, experto en la caza. Jacob, en cambio, era un hombre apacible y apegado a su carpa. (Génesis 25, 27)

  • Isaac quería más a Esaú, porque las presas de caza eran su plato preferido; pero Rebeca sentía más cariño por Jacob. (Génesis 25, 28)

  • En cierta ocasión, Esaú volvió exhausto del campo, mientras Jacob estaba preparando un guiso. (Génesis 25, 29)

  • Esaú dijo a Jacob: "Déjame comer un poco de esa comida rojiza, porque estoy extenuado". Fue por eso que se dio a Esaú el nombre de Edóm. (Génesis 25, 30)

  • Pero Jacob le respondió: "Dame antes tu derecho de hijo primogénito". (Génesis 25, 31)

  • Pero Jacob insistió: "Júramelo antes". Él se lo juró y le vendió su derecho de hijo primogénito. (Génesis 25, 33)

  • Jacob le dio entonces pan y guiso de lentejas. Esaú comió y bebió; después se levantó y se fue. Así menospreció Esaú el derecho que le correspondía por ser el hijo primogénito. (Génesis 25, 34)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina