Trouvé 271 Résultats pour: Babilonia

  • Cuando el rey de Babilonia oyó la noticia desfallecieron sus manos, la angustia se apoderó de él, y un temblor como de parturienta. (Jeremías 50, 43)

  • Por eso, oigan el plan del Señor sobre Babilonia, sus proyectos sobre el país de los caldeos. Sí, hasta las ovejas más pequeñas serán arrastradas, la pradera se asombrará a causa de ellas. (Jeremías 50, 45)

  • Por el estruendo de la toma de Babilonia tiembla la tierra, y el eco resuena entre las naciones. (Jeremías 50, 46)

  • Así habla el Señor: ¡Miren que yo suscito contra Babilonia y contra los habitantes de Leb Camai un viento arrasador! (Jeremías 51, 1)

  • Yo envío aventadores a Babilonia, para que la avienten y vacíen su tierra. ¡Sí, la atacarán de todas partes en el día de su desgracia! (Jeremías 51, 2)

  • ¡Huyan de en medio de Babilonia y sálvese quien pueda! ¡No perezcan por culpa de ella! Porque este es para el Señor el tiempo de la venganza: él le dará su merecido. (Jeremías 51, 6)

  • Babilonia era una copa de oro en la mano del Señor, para embriagar a toda la tierra; las naciones bebieron su vino, por eso se enloquecieron. (Jeremías 51, 7)

  • De pronto cayó Babilonia y se quebró. -¡Giman por ella! Traigan bálsamo para su dolor, a ver si se cura. (Jeremías 51, 8)

  • -Hemos querido curar a Babilonia, pero no sanó. -¡Déjenla y vayámonos, cada uno a su país, porque el juicio contra ella llega hasta el cielo y se eleva hasta las nubes! (Jeremías 51, 9)

  • ¡Levanten un estandarte contra los muros de Babilonia, refuercen la guardia, aposten centinelas, tiendan emboscadas! Porque el Señor decidió llevar a cabo lo que dijo contra los habitantes de Babel. (Jeremías 51, 12)

  • Pero yo haré pagar a Babilonia y a todos los habitantes de Caldea, a la vista de ustedes, todo el mal que ellos hicieron en Sión -oráculo del Señor-. (Jeremías 51, 24)

  • Los guerreros de Babilonia dejaron de combatir, se quedaron en las fortalezas; se ha secado su vigor, se han vuelto como mujeres; sus moradas han sido incendiadas, se han roto sus cerrojos. (Jeremías 51, 30)


“Não sejamos mesquinhos com Deus que tanto nos enriquece.” São Padre Pio de Pietrelcina