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  • ¡Pobre de aquel que edifica su casa con abusos, y levanta sus pisos sobre la injusticia! ¡Pobre de aquel que se aprovecha de su prójimo y lo hace trabajar sin pagarle su salario! (Jeremías 22, 13)

  • Sube a los cerros del Líbano y grita; levanta tu voz desde los cerros de Basán y de lo alto del Abarim, porque todos tus amantes han sido aplastados. (Jeremías 22, 20)

  • Estas son las dimensiones del Altar en codos del Templo. Este codo vale un codo ordinario y un palmo. El basamento completo es de un codo de alto y uno de ancho, con un borde exterior de un palmo. El altar se levanta de este modo: (Ezequiel 43, 13)

  • ¿Se levanta del suelo una trampa antes de que haya caído algo? ¿Resuena la trompeta en una ciudad sin que se alarme toda la población? ¿Sucede alguna desgracia en un pueblo sin que venga del Señor? (Amós 3, 6)

  • Yavé Sabaot es el Señor, si él toca la tierra, ésta se estremece, y se desmayan todos sus habitantes; se levanta entera, como el Nilo y, vueve a encogerse como el río de Egipto. (Amós 9, 5)

  • Este pueblo se burla de los reyes, se ríe de los soberanos; no le importan las ciudades fortificadas, pues levanta terraplenes y se apodera de ellas. (Habacuc 1, 10)

  • ¡Ay del que levanta a los suyos con ganancias injustas y coloca su nido tan arriba que así piensa escapar de la desgracia! (Habacuc 2, 9)

  • Que todo ser se calle ante Yavé, pues se levanta y sale de su morada santa. (Zacarías 2, 17)

  • También decía Jesús a la gente: «Cuando ustedes ven una nube que se levanta por el poniente, inmediatamente dicen: "Va a llover", y así sucede. (Evangelio según San Lucas 12, 54)

  • Se levanta el sol y empieza el calor, seca la hierba y marchita la flor, y pierde toda su gracia. Así también el rico verá decaer sus negocios. (Carta de Santiago 1, 11)

  • su oro y su plata se han oxidado. El óxido se levanta como acusador contra ustedes y como un fuego les devora las carnes. ¿Cómo han atesorado, si ya eran los últimos tiempos? (Carta de Santiago 5, 3)


“O santo silêncio nos permite ouvir mais claramente a voz de Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina