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y que con él venía Lisias, su tutor y jefe del gobierno. Cada uno de ellos mandaba un ejército griego de ciento diez mil hombres de infantería, cinco mil trescientos jinetes, veintidós elefantes y unos trescientos carros de guerra con hoces. (2 Macabeos 13, 2)
Venía el rey con el corazón lleno de intenciones malignas, dispuesto a portarse con los judíos más cruelmente de lo que se había portado su padre. (2 Macabeos 13, 9)
En ella hallé mi alegría: venía como flor de un racimo que madura. Avancé en mi camino sin desviarme, y seguí sus huellas desde mi juventud. (Sirácides (Eclesiástico) 51, 15)
Israel era la cosa sagrada de Yavé, la parte mejor de su cosecha. Quien comiera de sus frutos tenía que pagar y pronto le venía la desgracia -palabra de Yavé. (Jeremías 2, 3)
Yo miré: un viento huracanado venía del norte. Vi una gran nube: En medio de ella un fuego ardiente irradiaba luz, y el centro era como de metal incandescente. (Ezequiel 1, 4)
Seguí contemplando la visión nocturna EEn las nubes del cielo venía uno como hijo de hombre. Se dirigió hacia el Anciano y fue llevado a su presencia (Daniel 7, 13)
Háblenme del bautismo que daba Juan: este asunto ¿de dónde venía, de Dios, o de los hombres?» Ellos reflexionaron: «Si decimos que este asunto venía de Dios, él nos replicará: Pues ¿por qué no le creyeron? (Evangelio según San Mateo 21, 25)
de tal manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en el pueblo; tenía que andar por las afueras, en lugares solitarios. Pero la gente venía a él de todas partes. (Evangelio según San Marcos 1, 45)
Jesús salió otra vez por las orillas del lago; todo el mundo venía a verlo y él les enseñaba. (Evangelio según San Marcos 2, 13)
de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán y de las tierras de Tiro y de Sidón, muchísima gente venía a verlo con sólo oír todo lo que hacía. (Evangelio según San Marcos 3, 8)
del bautismo de Juan. Este asunto ¿venía de Dios o era cosa de los hombres? (Evangelio según San Marcos 11, 30)
Un día fue bautizado también Jesús entre el pueblo que venía a recibir el bautismo. Y mientras estaba en oración, se abrieron los cielos: (Evangelio según San Lucas 3, 21)
