48. entonces Abimelec subió al monte Salmón con toda su tropa y tomando un hacha en sus manos cortó una rama de árbol, la alzó echándosela al hombro y dijo a la tropa que lo acompañaba:





“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina