3. No se mencionan ni su padre ni su madre; aparece sin antepasados. Tampoco se encuentra el principio ni el fin de su vida. Aquí tienen, pues, la figura del Hijo de Dios, el sacerdote que permanece para siempre.





“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina