41. Y ahora: ¡levántate, Yavé Dios, hacia tu reposo, tú y el Arca de tu fuerza! ¡Que tus sacerdotes, Yavé Dios, se revistan de tu fuerza salvadora y tus fieles gocen de la felicidad!





“Deus nunca me recusou um pedido”. São Padre Pio de Pietrelcina