2. «¿Qué te pasa, reina Ester?», le preguntó él, un momento después. «Dime, ¿qué deseas? Pues aunque sea la mitad de mi reino, te la daré.» Ella le dijo:

2. Y tomando el rey el cetro de oro, lo puso sobre el cuello de Ester, y la besó, diciendo: «Háblame.»

3. «¡Me gustaría que me hicieras el favor de venir junto con Amán a un banquete que les quiero ofrecer!»

3. El rey le preguntó: «¿Qué sucede, reina Ester? ¿Qué deseas? Incluso la mitad del reino te será dada.»

4. «Avísenle inmediatamente a Amán para que se cumpla el deseo de Ester», indicó el rey. Y ambos asistieron al banquete.

4. Respondió Ester: «Si al rey le place, venga hoy el rey, con Amán, al banquete que le tengo preparado.»

5. Mientras cenaban, el rey volvió a decirle a Ester: «¡Dime, te ruego, qué deseas para poder dártelo! Dímelo, no más, pues aunque sea la mitad de mi reino, te la daré.»

5. Respondió el rey: «Avisad inmediatamente a Amán para que se cumpla el deseo de Ester.» El rey y Amán fueron al banquete preparado por Ester,

6. Por toda respuesta, ella dijo: «Mi petición, mi demanda es...

6. y durante el banquete, dijo el rey a Ester: «¿Qué quieres pedir?, pues se te dará. ¿Qué deseas? Hasta la mitad del reino te será concedida.»

7. Pero si de veras me estimas, si realmente quiere el rey escuchar mi petición y concederme lo que yo deseo, le ruego que mañana vuelva a venir a cenar junto con Amán, y entonces te diré qué es lo que quiero.»

7. Ester respondió: «¿Mi petición y mi deseo?

8. Ese día Amán salió muy alegre, pues se sentía feliz; pero al pasar frente al palacio real notó que Mardoqueo no se levantaba, ni siquiera se movía de su asiento al verlo pasar.

8. Si he hallado gracia a los ojos del rey, y si al rey le place escuchar mi petición y cumplir mi deseo, que vengan mañana el rey y Amán al banquete que he preparado para ellos. Y haré entonces lo que el rey me pide.»

9. Esto lo molestó mucho, pero no dijo nada. Vuelto a su casa, mandó llamar a sus amigos y a su esposa Zeres,

9. Salió aquel día Amán contento y con alegre corazón; pero al ver a Mardoqueo en la Puerta Real, que no se levantaba, ni siquiera se movía ante él, se llenó Amán de ira contra Mardoqueo,

10. y delante de ellos se puso a hablar de su deslumbrante riqueza, de sus numerosos hijos, de todo lo que el rey había hecho para encumbrarlo y ponerlo por encima de todos sus ministros y funcionarios.

10. pero se dominó, y yéndose a su casa, mandó venir a sus amigos y a su mujer Zeres,

11. «Y fíjense, prosiguió, que acabo de asistir a un banquete que la reina Ester nos ofreció al rey y a mí, y que para mañana incluso nos convidó a otra cena.

11. y les habló de su gloria y sus riquezas, de sus muchos hijos y de cómo el rey le había encumbrado, elevándole por encima de los jefes y servidores del rey.

12. ¡Pero todo esto no tiene para mí ningún valor mientras vea a ese judío de Mardoqueo sentado en la puerta del palacio!»

12. Y añadió: «Más aún; la reina Ester me ha invitado a mí sólo, junto con el rey, a un banquete que ha preparado; también para mañana estoy invitado por ella, junto con el rey.

13. Su esposa y sus amigos lo aconsejaron entonces: «Manda preparar una horca de unos veinticinco metros de alto y mañana temprano le pides al rey que haga colgar de ella a Mardoqueo. Así podrás ir sin problemas al banquete que te tienen ofrecido.» Le pareció buena la idea a Amán y mandó que levantaran una horca.

13. Pero todo esto nada significa para mí, mientras vea que el judío Mardoqueo, sigue sentado a la Puerta Real.»

14.

14. Su mujer Zeres y todos sus amigos le respondieron: «Manda preparar una horca de cincuenta codos de altura y mañana por la mañana pides al rey que cuelguen de ella a Mardoqueo; así podrás ir satisfecho al banquete con el rey.» Agradó el consejo a Amán y mandó preparar la horca.





“Tente percorrer com toda a simplicidade o caminho de Nosso Senhor e não se aflija inutilmente.” São Padre Pio de Pietrelcina