20. Ahora, pues, por favor, escucha, oh rey, mi señor: Dígnate acoger mi súplica y no me vuelvas a mandar a la casa del secretario Jonatán, para que no muera yo allí".





“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina