Génesis, 15
9. Díjole: «Tráeme una novilla de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.»
9. Díjole: «Tráeme una novilla de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.»
El Capítulo 15 de Génesis comienza con Dios reafirmando su promesa de darle a Abraham un gran descenso y una tierra para vivir. Abraham expresa su preocupación por esto, y Dios hace un pacto con él, simbolizado por el sacrificio de los animales. Abraham se queda dormido y Dios le da una visión profética del futuro de su pueblo. A continuación hay cinco versículos relacionados con los temas abordados en Génesis 15:
Salmo 105:9-11: "Recuerda para siempre de su pacto, la palabra que ordenó, para mil generaciones, del pacto que hizo con Abraham, del juramento que hizo a Isaac. Lo confirmó como un decreto a Jacob, como un pacto eterno a Israel ". Este salmo habla del pacto que Dios hizo con Abraham y cómo se extendió a sus descendientes.
Romanos 4:3: "¿Por qué dice las Escrituras? Abraham creía en Dios, y eso fue acreditado a él como justicia". Este verso es una referencia al momento en que Dios hizo la promesa de un gran descenso a Abraham, y él creía en Dios.
Hebreos 6:13-14: "Cuando Dios hizo la promesa a Abraham, ya que no había nadie más grande para quien juró, juró por sí mismo, diciendo: Seguramente te bendeciré y multiplicaré a los descendientes". Este versículo destaca el hecho de que Dios hizo una promesa a Abraham y la cumplió.
Gálatas 3:16: "Las promesas fueron hechas a Abraham y su descendiente. Las Escrituras no dicen:" Y los descendientes, "queriendo significar muchos, pero" y su descendiente, "queriendo significar uno, que es Cristo". Este versículo destaca la importancia del descenso de Abraham y su relación con Jesucristo.
Juan 8:56: "Abraham, padre tuyo, se regocijó con la idea de ver mi día; lo vio y se regocijó". Este versículo habla de la visión profética que Dios le dio a Abraham, mostrándole el futuro, incluida la venida de Jesucristo.
“Que Jesus reine sempre soberano no seu coração e o faça cada vez mais digno de seus divinos dons.” São Padre Pio de Pietrelcina
