25. El rey instaló a los levitas en el Templo del Señor, con címbalos, arpas y cítaras, como lo habían ordenado David, Gad, el vidente del rey, y el profeta Natán: este era, en efecto, un mandamiento de Dios, que había sido dado por medio de sus profetas.





“O santo silêncio nos permite ouvir mais claramente a voz de Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina