Löydetty 173 Tulokset: ofrendas quemadas
llegaron de Siquén, de Silo y de Samaría ochenta hombres con la barba rapada, los vestidos rasgados y el cuerpo lleno de cortaduras, trayendo ofrendas e incienso para ofrecerlos en el templo del Señor. (Jeremías 41, 5)
sino que haremos decididamente todo lo que nos hemos propuesto: quemar incienso y hacer ofrendas de vino a la reina del cielo, tal como hemos hecho nosotros y como hicieron nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. Entonces tuvimos pan hasta hartarnos, éramos felices y no veíamos desventuras. (Jeremías 44, 17)
Pero desde que hemos dejado de quemar incienso y de hacer ofrendas de vino a la reina del cielo, carecemos de todo y por la espada y el hambre nos hemos consumido. (Jeremías 44, 18)
Y cuando nosotras -añadieron las mujeres- quemamos incienso y hacemos ofrendas de vino a la reina del cielo, ¿acaso le hacemos tortas que representan su imagen y le presentamos ofrendas de vino a espaldas de nuestros maridos?". (Jeremías 44, 19)
La causa de todo esto es que vosotros habéis quemado ofrendas pecando así contra el Señor, y no habéis escuchado su voz ni habéis caminado según su ley, sus preceptos y sus ordenanzas. Por eso os han sobrevenido todas estas desventuras, como sucede actualmente". (Jeremías 44, 23)
Esto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: Vosotros y vuestras mujeres habéis llevado a cabo con vuestras manos lo que habíais prometido con vuestra boca: Cumpliremos puntualmente los votos que hemos hecho de quemar incienso y presentar ofrendas de vino a la reina del cielo. Pues bien, cumplid vuestros votos, llevadlos a la práctica. (Jeremías 44, 25)
El jefe de la escolta se llevó también los barreños, los braseros, los acetres y las copas para las ofrendas de vino, todo lo que era de oro y plata. (Jeremías 52, 19)
Les decían: "Ahí os mandamos dinero para que con él compréis holocaustos, sacrificios por el pecado e incienso; haced ofrendas y presentadlas sobre el altar del Señor Dios nuestro. (Baruc 1, 10)
Si se les pone derechos, no pueden moverse por sí mismos; si se les inclina, no logran enderezarse solos; como delante de cadáveres, se les presentan las ofrendas. (Baruc 6, 26)
Las ofrendas que les hacen, los sacerdotes las venden para su provecho, otra parte la ponen en conserva sus mujeres, sin repartir nada al pobre y al enfermo. Y las mujeres que acaban de dar a luz y las que están en estado de menstruación tocan esas ofrendas. (Baruc 6, 27)
Y ¿cómo pueden llamarse dioses? Son mujeres las que presentan ofrendas ante estos dioses de plata, de oro y de madera. (Baruc 6, 29)
les hice contaminarse con sus propias ofrendas, haciéndoles sacrificar a todo primogénito para castigarlos, a fin de que conociesen que yo soy el Señor. (Ezequiel 20, 26)