Löydetty 609 Tulokset: estaba

  • Después que comieron y bebieron en Silo, Ana se levantó y se puso ante el Señor, mientras Elí, el sacerdote, estaba sentado en su silla ante la puerta del santuario del Señor. (I Samuel 1, 9)

  • Y como Ana rezaba mentalmente, movía sus labios, pero no se oía su voz, Elí pensó que estaba borracha. (I Samuel 1, 13)

  • El joven Samuel estaba al servicio del Señor, vestido con un efod de lino. (I Samuel 2, 18)

  • El joven Samuel estaba al servicio del Señor con Elí. En aquel tiempo era raro oír la palabra de Dios, y las visiones no eran frecuentes. (I Samuel 3, 1)

  • La lámpara de Dios todavía no estaba apagada, y Samuel dormía en el templo del Señor, donde estaba el arca de Dios. (I Samuel 3, 3)

  • Fue corriendo donde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy, pues me has llamado". Elí dijo: "No te he llamado; vuelve a dormir". Y Samuel fue a acostarse. (I Samuel 3, 5)

  • Por segunda vez lo llamó el Señor: "¡Samuel!". Y Samuel se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy, pues me has llamado". Elí respondió: "No te he llamado; vuelve a acostarte, hijo mío". (I Samuel 3, 6)

  • Por tercera vez lo llamó el Señor: "¡Samuel!". Se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy, pues me has llamado". Comprendió entonces Elí que era el Señor el que lo llamaba, (I Samuel 3, 8)

  • Samuel creció, y el Señor estaba con él; no dejó de cumplirse ni una sola de sus palabras. (I Samuel 3, 19)

  • Todo Israel, desde Dan hasta Berseba, supo que Samuel estaba acreditado como profeta del Señor. (I Samuel 3, 20)

  • Cuando llegó, Elí estaba sentado en su silla, al lado de la puerta, a la expectativa, pues su corazón temía por el arca de Dios. El hombre entró en la ciudad para contarlo, y toda la ciudad comenzó a gritar. (I Samuel 4, 13)

  • Al mencionar el arca de Dios, Elí cayó de su silla hacia atrás, frente a la puerta, se rompió la nuca y murió, pues era ya viejo y estaba muy pesado. Elí fue juez en Israel durante cuarenta años. (I Samuel 4, 18)


“Façamos o bem, enquanto temos tempo à nossa disposição. Assim, daremos glória ao nosso Pai celeste, santificaremos nós mesmos e daremos bom exemplo aos outros.” São Padre Pio de Pietrelcina