Löydetty 373 Tulokset: dedicación del altar

  • ¡Ojalá uno de vosotros cerrara las puertas del templo, para que no se encienda más inútilmente mi altar! No, no estoy contento con vosotros -dice el Señor todopoderoso- y no me agradan las ofrendas de vuestras manos. (Malaquías 1, 10)

  • Otra cosa hacéis también vosotros: cubrís de lágrimas, de llantos y gemidos el altar del Señor porque él no acepta ya vuestras ofrendas ni recibe con agrado lo que presentan vuestras manos. (Malaquías 2, 13)

  • Por tanto, si al llevar tu ofrenda al altar te recuerdas allí que tu hermano tiene algo contra ti, (Mateo 5, 23)

  • deja tu ofrenda delante del altar y vete antes a reconciliarte con tu hermano; después vuelve y presenta tu ofrenda". (Mateo 5, 24)

  • Y decís además: Jurar por el altar no es nada, pero el que jura por lo ofrendado sobre él queda obligado. (Mateo 23, 18)

  • ¡Ciegos! ¿Qué es más? ¿La ofrenda o el altar que santifica a la ofrenda? (Mateo 23, 19)

  • El que jura por el altar jura por él y por todo lo que está sobre él, (Mateo 23, 20)

  • para que caiga sobre vosotros toda la sangre inocente vertida sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, a quien asesinasteis entre el santuario y el altar. (Mateo 23, 35)

  • Y se le apareció a Zacarías un ángel del Señor, en pie, a la derecha del altar del incienso. (Lucas 1, 11)

  • desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, asesinado entre el altar y el santuario. Sí, yo os digo que Dios pedirá cuentas a esta generación. (Lucas 11, 51)

  • Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la dedicación del templo. Era invierno. (Juan 10, 22)

  • Al recorrer vuestra ciudad y contemplar vuestros monumentos sagrados, me he encontrado incluso un altar con esta inscripción: "Al Dios desconocido". Pues bien, lo que veneráis sin conocerlo, eso es lo que yo os vengo a anunciar. (Hechos 17, 23)


“Mesmo quando perdemos a consciência deste mundo, quando parecemos já mortos, Deus nos dá ainda uma chance de entender o que é realmente o pecado, antes de nos julgar. E se entendemos corretamente, como podemos não nos arrepender?” São Padre Pio de Pietrelcina